Esta novela de Graham Greene, escrita en 1938, debe su título, según las palabras de editor, a cierto caramelo de barra muy típico en Inglaterra. La palabra "Brighton" aparece en los dos extremos de la barra, que seguramente será dura. Quizá Greene quiso evocar de esta manera el ambiente de pre-guerra de la ciudad inglesa que se describe en el libro, una ciudad donde a las chicas de los barrios obreros les parece increíble conocer a un chico que pueda permitirse invitarlas a tomar algo.
El descubrimiento de esta novela de Graham Greene vino propiciado por una época de vacas flacas en mi biblioteca. No quedaba más remedio que leer Brighton Rock, porque aún no estoy dispuesta a acabarme Los hermanos Karamazov. Se trata de una novela no muy larga y bastante rápida, con lo cual la lectura resulta agradecida y básicamente se apoya en las interacciones entre sus tres personajes principales, que van configurando una historia trazada a base de mentiras, crímenes e intentos deseperados por salvar unas vidas que, están convencidos, en realidad no valen mucho. Pinkie es el más peligroso, un asesino católico abocado al mal, quizá con el único empeño de convertirse en alguien respetado y no tener que ponerse rojo de ira cada vez que el empleado de turno lo trata sin miramientos. No le importa cuánto cueste conseguirlo, ni el riesgo que corre de morir en el intento: la muerte, en todo caso, siempre será más fácil que la vida.
Rose es todo lo contrario, quizá por eso se enamora de Pinkie nada más conocerlo. Tiene dieciséis años y una fe inquebrantable que está dispuesta a dejar de lado para entregarse a un chico que, en realidad, siente asco cada vez que tiene que besarla. A Rose no le preocupa ni la condena eterna ni los crímenes de Pinkie, ella se aferra desesperadamente al único ser en el que ha creído encontrar lo más parecido al amor.
Ida es la tercera en discordia, una mujer de busto generoso y gran poder de convicción que decide por su cuenta salvar a Rose y castigar a Pimkie después del asesinato de su amigo Fred. Así, comienza una cruzada por toda la ciudad para cambiar el destino de la pareja, y es en esta búsqueda por los bajos fondos de Brighton donde aparece lo mejor del escritor inglés. Greene tiene muy buen sentido del tiempo y toda la novela se forja a ritmo de una persecución hacia el encuentro final entre los tres personajes que, sabemos, desencadenará un desenlace basado en el principio de Greene según el cual un católico es más proclive al mal que cualquier otra persona. El escritor desarrolla aquí, una vez más, esa combinación pérfida que tanta popularidad le dio en vida: el thriller y la obsesión por la maldad y el pecado.
Así, la novela no tiene ambigüedades sino contrastes fuertes, porque a Greene no le interesa ser sutil sino mostrar con crudeza la ambición trágica alimentada por una educación católica. Y en esa declaración de intenciones sin equívocos reside también la calidad de la escritura de Brighton Rock, una novela ideal para una época de vacas flacas en la biblioteca.
me puede decir alguien como acaba??? es que necesito saberlo para un examen y no tengo tiempo de leerla! gracias
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