Este
libro me ha llegado a las manos por sorpresa, en una etapa de mi vida en la que
hay muchas cosas que se mueven alrededor y a veces siento que me tambaleo y
pierdo el equilibrio, a duras penas consigo no caerme. Leer Regalo del mar, de Anne Morrow,
publicado por Circe Ediciones, me ha ayudado a respirar y encontrar un poco de
paz en medio de tanto ruido. Me maravilla saber que la autora lo escribió,
según sus propias palabras «en una época de atareada vida familiar», cuando sus
cinco hijos aún no habían volado del nido. Ella pudo irse de vacaciones durante
dos semanas a una casa frente al mar, sola, en una playa recóndita, y allí
escribió este libro, que avanzaba a medida que ella salía a recoger conchas en
la playa y establecía paralelos entre las formas que observaba y su propia
vida. Así, Morrow va apuntando sus reflexiones acerca de la soledad, la
relación con los demás, el amor y el matrimonio, la juventud y la edad madura…inspirada
por las conchas que recoge durante sus largos paseos frente al mar.
Así,
la autora construye un texto en armonía con la naturaleza, con ese mar que
tiene tan cerca y que le enseña, poco a poco, tantas cosas. En primer lugar, la
incita a desprenderse de las cosas materiales, tantas veces innecesarias, para
quedarse más libre. Después, a recordar que los seres humanos somos, en
esencia, seres solitarios que a menudo no sabemos escucharnos. Tememos
quedarnos a solas con nosotros mismos, con esas voces que resuenan y nos
asustan. Sin embargo, si nos atrevemos a concedernos un tiempo en paz y
silencio, podremos, dice Morrow «llenar nuestra vasija», es decir, colmarnos,
nutrirnos. Solo así podremos entregar algo a los demás, a nuestros seres queridos.
El
mar también invita a reflexionar sobre el amor. Qué mejor metáfora que aquel
para describir ese sentimiento cambiante, en continua expansión, que debe
construir nuevas formas de manera perpetua. Pretender fijar el amor,
conservarlo intacto, solo nos puede llevar a la frustración, igual que si
quisiéramos detener el mar.
Anne
Morrow nos invita a cultivar el aquí y el ahora, mirar al horizonte,
respirar y cuidar el presente para así apostar por el futuro. Este libro breve
pero tremendamente intenso es, como su nombre indica, un regalo que vale la
pena concederse para emprender una reflexión propia, que no tiene por qué ser
frente al mar durante unas vacaciones (aunque, ciertamente, sería un escenario
ideal para su lectura), simplemente debemos estar dispuestos a mirar en nuestro
interior y dejar fluir lo que hay dentro.
Una
joyita llena de sensibilidad y lucidez que se recibe, inevitablemente, con una
sonrisa de agradecimiento.
Anne
Morrow Lindbergh, Regalo del mar,
Circe Ediciones, Barcelona, 1994, 165 páginas.
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