Abuelas,
madre, hijas, publicado por Icaria Editorial en 2015,
recoge testimonios de mujeres cuyo valor principal es, para mí, la invitación
que hacen a reflexionar de un modo honesto e individual sobre la condición
femenina. Pensar aquello que nos gusta, lo que nos preocupa, cómo afrontamos el
paso del tiempo, el envejecimiento, el sexo, la maternidad. Hay tantos caminos
que se abren, prometedores, a partir de la lectura atenta de este libro…
Todos los testimonios, recogidos por Anna
Freixas Farré, destacan la importancia del cuidado de las mujeres. Cuidar de
nosotras mismas igual que cuidamos de los demás (niños, mayores, parejas…).
Cuidar nuestras relaciones con otras mujeres porque estas nos allanan el camino
y nos acompañan. Cuidar y querer nuestro cuerpo. Cuidar nuestro espíritu, dar
respuesta a nuestras inquietudes. Cuidar nuestro trabajo, todo el trabajo que
realizamos aunque a menudo no esté reconocido públicamente ni retribuido con un
salario.
Es importante asumir la dependencia natural de
los seres humanos y no fiarse de ese ideal de libertad autosuficiente que puede
resultar engañoso. Pero en esa dependencia, esa interrelación que tejemos y
cultivamos, hay que buscar un espacio propio, con proyectos que nos hagan
crecer. Nutrirnos a nosotras para nutrir a los demás. Reconocer y trabajar las
tensiones que resultan de la contradicción del sistema en el que estamos
inmersos, y que solo reconoce el trabajo remunerado pero se basa en el trabajo
de los cuidados no remunerados, que es el que cría seres felices y sigue
recayendo, a día de hoy y de forma mayoritaria, en las mujeres.
De todo eso y más habla este libro, estas
voces serenas de mujeres sabias. Ni que decir tiene que me ha encantado y me ha
inspirado muchísimo.
Abuelas,
madres, hijas. La transmisión sociocultural del arte de envejecer
Icaria Editorial, 2015, 143 páginas.
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