10.07.2007

Cuentos de Tennessee Williams

Nunca había leído nada de este autor conocido, sobre todo, por sus obras de teatro, algunas de las cuales se convirtieron en películas que forman parte del inconsciente colectivo cinematográfico. Ha sido emocionante constatar que Williams es tan admirable escritor de cuentos como de piezas dramáticas. Sus obsesiones se plasman de la misma manera en los personajes, el ambiente y, sobre todo, en un estilo seco e irascible donde los agujeros por donde se escapa la ternura están cuidadosamente establecidos.

Williams afirmó más de una vez que era incapaz de escribir cualquier historia en la que no hubiera al menos un personaje que le hiciera sentir deseo. Ciertamente, sus cuentos están plagados de gráciles y equívocos muchachos, jóvenes atractivos por un desdén que tarde o temprano les acaba fallando, personajes que esperan un gesto de comprensión o amor que nunca llega... el deseo siempre está ahí, como el tranvía de Nueva Orleans, y los personajes suben y bajan cuando quieren; la mayoría cambia para Cementerios, el otro tranvía que cruzaba la ciudad. El deseo y la muerte como motores de todas las acciones y empeños humanos, ésa es la base de la escritura de Williams sobre la que se construyen los cimientos de historias complejas, en las que se acaban cruzando otras líneas más o menos perdurables. La incapacidad de amar es una de las que mayor relevancia adquieren en los personajes del autor estadounidense: hombres y mujeres poco dispuestos a la entrega y el sacrificio por el otro, hartos de desilusión y refugiados en la bebida, el sexo o la indiferencia. Los pocos que sí se arriesgan a amar acaban convertidos en víctimas, como el joven poeta de "The Field of Blue Children" o la mujer nómada de "A Recluse and his guest". Sólo sobreviven los que renuncian. Sólo es posible amar de verdad tras la muerte del otro. Pero Williams sabe cómo manejar la infinita tristeza que rezuman todas sus historias para que no se vuelvan un lastre aniquilador: con el deseo como arma, como fuerza vital que juega así su baza más importante y nos empuja a seguir hasta topar de frente con la muerte. Ambas líneas se cruzan infinitamente a lo largo de la obra de Williams.

Cada cuento de esta selección, ordenada cronológicamente y prologada por Gore Vidal (Vintage, 1985) reproduce un ambiente y una época muy particulares que nos lleva sin cesar a los que vivió en autor en su infancia y juventud: las enormes e indolentes matronas que nunca salieron de su pueblo se mezclan con tipos aparentemente liberados que siempre cargan con las reglas y miedos grabados a fuego en sus conciencias. Los cuentos, escritos ininterrumpidamente a lo largo de cincuenta años (de finales de los 20 a finales de los 70) muestran una sorprendente coherencia y un estilo muy uniforme que se mantiene firme con el paso del tiempo. Williams fue un escritor precoz y constante, que creó desde muy joven su identidad a partir de la escritura, a modo de salvación frente a unas circunstancias vitales bien desfavorables. El sufrimiento y la hondura con que encaró la vida son la esencia de su obra y el origen de ese estilo parco, siempre tan cargado de tensiones y silencios a veces insostenibles, o palabras insuficientes, o gestos desdeñados. Leer a Tennessee Williams implica adentrarse en un mundo de sentimientos difíciles y contradictorios que siempre quedan por resolver. Y esta colección de relatos cortos, a veces origen o final de sus más famosas obras dramáticas (como es el caso de "La noche de la iguana"), constituye una parte esencial de la literatura norteamericana contemporánea que hace necesaria la reivindicación del Williams cuentista.

8 comentarios:

  1. Gracias Blanca, tomo nota. De todas formas, si como lector asiduo de este blog me admites un consejo, creo que no estaría mal que iniciaras cada reseña con los datos de la obra que comentas: autor, títulos (en castellano y el original, en su caso), editorial, año de edición y traductor si lo hay (que nadie se acuerda de los pobres). A mí me resultaría más cómodo que irlos buscando en el texto (ya que siempre incluyes, si no todos, la mayor parte de ellos). Gracias.

    Y una pregunta, ¿has escrito algo de ficción que se pueda consultar? Me tiene fascinado tu forma de escribir.

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  2. Hola, Dempsey,
    Claro que admito consejos, y poner los datos de cada edición de forma más sistemática es buena idea. Normalmente, en el caso de las ediciones o traducciones en español intento poner la editorial y el año de la publicación. En este caso, la edición que tengo de los cuentos de Williams es Collected Stories (Vintage, 1985), no existe en español, por eso no la mencioné. He visto que Alba Editorial publicó en 1998 La noche de la iguana y otros relatos, pero no sé cuáles son porque no ha visto la edición.

    Bueno, después de lo que me dices, quizá me anime a escribir ficción, pero de momento no lo he intentado nunca. Es algo que nunca me he planteado realmente. Supongo que escribir es algo que no se elige voluntariamente, y yo aún no he sentido esa necesidad.

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  3. Pues ánimo. Aunque no sé si una reseña puede aceptarse como ficción, no cabe duda de que tu prosa tiene una fuerza fuera de lo normal. En serio, cuando dices cosas como "Sólo sobreviven los que renuncian", se intuye lo que podrías llegar decir (y cómo) sin estar pegada al comentario de un libro en concreto. Si algún día te decides, no dejes de contárnoslo.

    ... y gracias por aceptar el consejo.

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  4. Gracias a ti. Por todo.

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  5. quisiera saber què libro de cuentos de èl està en español, sòlo tengo uno sobre mujeres del cual, en este momento, no recuerdo el ttulo.gracias

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  6. Si supieras datos de libros que pueda conseguir e Colombia ,mejor

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  7. no seas tan hijuepouta

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  8. me gusta mucho el cuento del carro de la rutina,lo he estado estudiando en el colegio técnico profesional de Venecia,en San Carlos,Alajuela, Costa Rica,curso el grado de noveno.Williams Tennessee es un excelente escritor."there are things happen between a man and a woman in the dark"

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