tag:blogger.com,1999:blog-146857452024-03-07T09:33:11.269+01:00cuadernoEspacio de opinión literariaUnknownnoreply@blogger.comBlogger114125tag:blogger.com,1999:blog-14685745.post-77764862949283965252019-07-10T21:54:00.000+02:002019-07-10T21:55:45.008+02:00Historias que no se contaron<span style="font-family: "verdana" , sans-serif; font-size: xx-small;">He escrito un libro y Editorial Siete Pisos lo ha publicado. </span><br />
<span style="font-family: "verdana" , sans-serif; font-size: xx-small;"><br /></span>
<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 150%;"><span style="font-family: "verdana" , sans-serif; font-size: xx-small;">A
través de la voz de Ana, una madre que lee y escribe, <i>Historias que no se contaron</i> dialoga con otras voces de autoras
que, de uno u otro modo, han tratado las ambivalencias de la maternidad. Así,
las obras de Lydia Davis, Lorrie Moore, Mary Karr, Edna O’Brien, Katherine Anne Porter,
Maggie O’Farrell o Barbara Comyns se mezclan con el relato cotidiano de Ana y
tratan de buscar respuestas y consuelo ante cuestiones como el sentimiento de
culpa, la conciliación entre el trabajo creativo y el trabajo doméstico, la
soledad o la incomunicación. De esta forma van surgiendo historias que han
permanecido más o menos soterradas en la tradición literaria, quizá porque el
canon las ha despreciado, quizá porque las que debían escribirlas no tuvieron
tiempo para hacerlo. </span><span style="font-family: "arial" , sans-serif;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 150%;"><span style="font-family: "verdana" , sans-serif; font-size: xx-small;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 150%;"><span style="font-family: "verdana" , sans-serif; font-size: xx-small;">Gracias a todas ellas, a todas las escritoras que se atrevieron a hablar sobre la soledad de las mujeres, las ambivalencias de la maternidad, la dificultad de estas a la hora de relacionarse con sus hijos, la frustración de la vida familiar o las mentiras de la conciliación entre el trabajo creativo y el trabajo doméstico. Y gracias también a las otras, las que me inspiraron de algún modo y sin saberlo la escritura de este libro. </span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 150%;"><span style="font-family: "verdana" , sans-serif; font-size: xx-small;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 150%;"><span style="font-family: "verdana" , sans-serif; font-size: xx-small;">Gracias a todas. </span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 150%;"><span style="font-family: "verdana" , sans-serif; font-size: x-small;"><br /></span></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEghtrnbf_wgOgWJ5R1hs66QV3sTSNYzqGeWjSZD6_STm7VaQueIGHa_sQgOE68CRatsLpBwfiPHrz1a24vlmB_efYYsO85CiSBwgn8GpxGVnLPRB3GENRZaM9RzQLEs_KC3R-Cy/s1600/historias+que+no+se+contaron.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1200" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEghtrnbf_wgOgWJ5R1hs66QV3sTSNYzqGeWjSZD6_STm7VaQueIGHa_sQgOE68CRatsLpBwfiPHrz1a24vlmB_efYYsO85CiSBwgn8GpxGVnLPRB3GENRZaM9RzQLEs_KC3R-Cy/s320/historias+que+no+se+contaron.jpg" width="240" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 150%;"><span style="font-family: "verdana" , sans-serif; font-size: x-small;"> </span></span></div>
<br />Unknownnoreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-14685745.post-75598829145088422402019-06-12T12:04:00.001+02:002019-06-12T12:29:46.720+02:0020 años de Minúscula<div style="text-align: justify;">
En estos días en que Minúscula cumple veinte años, he recordado cómo me sorprendieron sus libros cuando los vi por primera vez. Por entonces muy poca gente hacía libros tan breves, tan pequeños, tan cómodos de llevar en el bolsillo grande de la chaqueta (una verde que parecía hecha a la medida de la editorial).</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El primer libro que compré fue <i>Crónicas berlinesas</i>, de Joseph Roth. Por entonces devoraba a Roth. Unos años más tarde, me reí muchísimo leyendo <i>El papel de mi familia en la revolución mundial</i>, de Bora Cosic, y descubrí a la maravillosa Marina Tsvietáieva gracias a <i>Viva voz de vida</i>. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Pero no fue hasta después de tener a mi primera hija cuando realmente exprimí el catálogo de Minúscula. Cuando ya me sentía capaz de leer un rato por las noches antes de caer rendida, decidí emprender el "proyecto Minúscula", que consistía en pedir todos los libros de la editorial que había en las bibliotecas de la ciudad y leerlos en ese ratito. Luego escribía unas notas en un cuaderno para no olvidarme de aquellas historias. Necesitaba libros breves pero inmensos, destellos brillantes en las noches terribles. El eficiente préstamo interbibliotecario barcelonés permitió que me adentrara en la colección Alexanderplatz, que por entonces era la que más me interesaba. Así, descubrí a autores maravillosos como Irmgard Keun (cuyos libros ahora se reeditan), Marie Luise Kaschnitz o Franz Werfel. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Al cabo de un año o así, el proyecto terminó junto con las existencias de Minúscula en las bibliotecas y yo, más entera y concentrada, pude ampliar mi abanico de lecturas. Aun así, siempre recordaré lo mucho que significaron para mí aquellos libros en aquel momento, porque me permitieron recuperar un pedacito de mí, de aquella lectora que había sido hasta antes del parto y a la que tanto echaba de menos. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
He seguido leyendo a Minúscula y hace poco descubrí Chilean Electric, de Nona Fernández o la extraordinaria obra de Shirley Jackson, ambas reseñadas aquí. Agradezco, pues, a Minúscula su preciosa labor, que tantos buenos momentos me ha dado, que tan buenos libros me ha metido en el bolsillo de la chaqueta. </div>
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<br /></div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgLdMgCKebQSm4RJmL_yPh7c3mblNPOskFYGqAkLT7wZDSGZiFeN4DbsF_KCg_jQMpnsZdfq_k_FC0VDAdaCugj5eGEmKBQ7xwwZhJ0Qrr6TUp9qENRV272NqWNopCcGSSMjW1y/s1600/minuscula.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1200" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgLdMgCKebQSm4RJmL_yPh7c3mblNPOskFYGqAkLT7wZDSGZiFeN4DbsF_KCg_jQMpnsZdfq_k_FC0VDAdaCugj5eGEmKBQ7xwwZhJ0Qrr6TUp9qENRV272NqWNopCcGSSMjW1y/s320/minuscula.jpg" width="240" /></a></div>
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<br />Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14685745.post-34162533339043343582019-06-05T12:22:00.000+02:002019-06-05T12:22:10.371+02:00Poemas de la vida interior<div style="text-align: justify;">
He leído estos<i> Poemas de la vida interior</i> escritos por Lizzie Doten (1829-1913) y publicados por la Editorial Wunderkammer en una edición preciosa, y he podido acercarme a la figura de esta gran mujer, una mujer que tenía las cosas asombrosamente claras. Convencida de que en las profundidades misteriosas de la vida interior todas las almas pueden estar en comunión con esos seres invisibles que nos acompañan a lo largo del tiempo, Doten recitaba y escribía poemas revelados por espíritus cuyas emociones, desde muy pequeña, en el retiro de un pequeño armario que había en su casa, aprendió a captar y expresar. </div>
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<br /></div>
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Así, Doten recita y escribe bajo la influencia de Edgar Allan Poe, Shakespeare o Robert Burns (y a veces, como el caso de Shakespeare, confiesa que no le gusta nada sentir al espíritu en cuestión rondándole) poemas que dialogan con los de sus predecesores, en un brillante ejercicio de intertextualidad que debemos a esa "vida interior". En ella, según Doten, se encuentra una fuente de inspiración y sabiduría que, tratada de la forma correcta, proporcionará a cada individuo incontables satisfacciones. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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Me han gustado mucho estos poemas llenos de fuerza y dolor, donde lo mismo se explica la agonía del gran Poe (el cual, seguro, habría admirado la obra de Doten) que se aconseja a las jovencitas que no se fíen de los caballeros que les sueltan cualquier latinajo para impresionarlas, por muy romántico que este suene. También me ha gustado mucho leer la conferencia "Los misterios de la piedad", que impartió Doten en su día y que acompaña a estos poemas. En ella, la autora muestra una espiritualidad muy libre, nos habla sobre el alma humana y la responsabilidad personal en nuestra relación con Dios, la Providencia el Destino, da igual como queramos llamarlo. Una persona que posa el pie firme en el suelo y dice "Puedo y lo haré" está demostrando su fe en Dios y podrá resolver los misterios del mundo terrenal. Una persona que duda y confía en que todo le vendrá dado, no será capaz de entender nada. La fe en el exterior empieza con la fe en uno mismo, nos dice Doten. Su visión está muy ligada a la del poeta visionario tan característica del Romanticismo y el Simbolismo y, sin embargo, ella la personaliza y la hace accesible a todo el mundo, y ahí reside su originalidad <i>avant la lettre</i>. Doten hace gala de una coherencia asombrosa para la época y las circunstancias en las que vivió...Quizá ella ya sabía que, más de un siglo después, aún tendría lectores con cuyos espíritus atentos podría establecer brillantes complicidades. </div>
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Lizzie Doten, Poemas de la vida interior, Editorial Wunderkammer, 2017, 196 páginas. </div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjrjv_b8Q2z8HDdg_frHAevgEQFGr1hza4aQT1gzUtLosD-Mx7xMjAJMRK8XTrxzao92vNAMdU2Jxpj4BQ3lJdKJ49T8HnRAX3Bm9YQPxKpKSnSmqnpX1PA1w3WvDjbOX_bpxeM/s1600/lizzie+doten.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1200" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjrjv_b8Q2z8HDdg_frHAevgEQFGr1hza4aQT1gzUtLosD-Mx7xMjAJMRK8XTrxzao92vNAMdU2Jxpj4BQ3lJdKJ49T8HnRAX3Bm9YQPxKpKSnSmqnpX1PA1w3WvDjbOX_bpxeM/s320/lizzie+doten.jpg" width="240" /></a></div>
<br />Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14685745.post-56051322832881168552019-05-29T13:34:00.002+02:002019-05-29T13:34:49.586+02:00La muerte de Ivan Ilich<div style="text-align: justify;">
Tolstoi escribió esta novela en 1886, la historia de un hombre que se muere poco a poco y se da cuenta de lo absurda que ha sido su vida, llena de convencionalismos y luchas de poder por alcanzar un mejor puesto de trabajo, embrutecida por un matrimonio sin amor y dos hijos que llegaron porque llegaron. Ilich consigue todos los objetivos que se había propuesto en su juventud y, sin embargo, pronto se da cuenta de que los esfuerzos y sacrificios realizados para conseguir todo eso han sido en vano. Porque se siente vacío, infeliz, frustrado. </div>
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<br /></div>
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Cuando uno vive de cara a los demás acaba enfrentándose a su muerte vacío y desesperado, nos dice Tolstoi, quien describe magistralmente la angustia que invade al protagonista desde que empieza a rondarle la idea de la muerte (con un pequeño dolor sin importancia) hasta que agoniza después de un largo y tortuoso sufrimiento. No hay consuelo ni distracción en ese tiempo de espera en el que ella, la muerte, lo invade todo. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La angustia surge cuando nos detenemos a contemplar lo que somos, lo que hemos construido, y nos damos cuenta de que solo nos hemos preocupado por lo que se espera de nosotros (por el "decoro", palabra en desuso que designa, sin embargo, un concepto muy vigente). </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Si nacemos y morimos solos, será que habremos de cuidar nuestra soledad, no perderla de vista y quizá, así, la muerte no nos resulte tan trágica como a Ivan Ilich. Quizá él, de haberla tenido presente, habría muerto en paz. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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Una novela muy adecuada para la crisis de los cuarenta, de la mediana edad o, en general, cualquier tipo de crisis. </div>
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<div style="text-align: justify;">
La muerte de Ivan Ilich, Nórdica Libros, 2019, 160 páginas. </div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEimhJJcw_Ec9c8dWoASKnbhyo95nHYH12LZmn34ZHy6MB9byYCnLFPMlA3_Js8Qp7SeVcNqlOSIFKUfT7wmJQdz64qfXkEy_VPUPdNZH8vpQDQvamEtNLOPVEMIbjJfx232K1ON/s1600/ivan+ilich.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1200" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEimhJJcw_Ec9c8dWoASKnbhyo95nHYH12LZmn34ZHy6MB9byYCnLFPMlA3_Js8Qp7SeVcNqlOSIFKUfT7wmJQdz64qfXkEy_VPUPdNZH8vpQDQvamEtNLOPVEMIbjJfx232K1ON/s320/ivan+ilich.jpg" width="240" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14685745.post-47141457048733827012019-05-21T15:09:00.000+02:002019-05-22T13:40:49.628+02:00La revolución de las flâneuses<div style="text-align: justify;">
Hace poco descubrí el fascinante catálogo de la Editorial Wunderkammer y me decidí a leer este delicioso ensayo, que forma parte de la colección Cahiers: <i>La revolución de las flâneuses</i>, de Anna Maria Iglesia. El libro aborda el tema de la mujer como paseante y ocupante del espacio público, de esa ciudad moderna que se construye mediante la observación, el caminar sin rumbo y el posterior relato de lo vivido. "Caminar es formar parte de ese relato llamado ciudad", apunta Iglesia. </div>
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En el siglo XIX, en una ciudad como París, las mujeres no podían pasear libremente por la ciudad sin que su honra, su dignidad, se pusieran rápidamente en entredicho. Solo las prostitutas ocupaban la calle, aunque ellas, claro está, tampoco eran libres. Caminar sola sin un objetivo, solo por el placer de salir y observar, era entonces impensable. En el siglo XX las cosas no eran muy distintas. El espacio público de las ciudades seguía regido por códigos de conducta muy estrictos para las mujeres, tanto que apenas las dejaban ser sujetos de observación en vez de objetos. Sin embargo, ya se oían voces que reclamaban el derecho de la mujer a poder intervenir en ese espacio público, tomar la palabra para poder pasar de la calle a la tribuna y hacer oír su voz.</div>
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Artistas como Mary Cassatt y Edward Hopper o escritoras como Edith Wharton y Virginia Woolf abordaron esta cuestión con el fin de reclamar ese espacio para las mujeres. Woolf explicaba de manera muy explícita que ver a una mujer paseando sola por Londres significaba que esta estaba sexualmente disponible. Solo unas pocas se atrevieron a transgredir los límites sociales, morales y económicos (con consecuencias a veces durísimas, como en el caso de Flora Tristán) para salir a caminar sin rumbo, libres, y construir así su propio relato. </div>
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<i>La revolución de las flâneuses</i> es un ensayo precioso, bien armado y lleno de rigor, cuyas palabras finales constituyen un bello canto a la libertad de pasear y observar el mundo con nuestros propios ojos para luego contarlo: "Necesitamos ser, volver a ser, flâneuses. Debemos seguir siendo paseantes incómodas". Que no se nos olvide nunca. </div>
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<i>La revolución de las flâneuses, </i> Editorial Wunderkammer, 2019, 160 páginas. </div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjevFR98vHF24HfxPS0R1YLe3T2EEAlkrj8adiRx_J3xd4q_8KD5H8X7V_roBwhFMG6RTcHzWx8nIfn4CjUhKXw8e9KdNLfrmDL0DgIXtzY8vvQq_PTdK_LNEb12a69zELRxH_i/s1600/flaneuses.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1200" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjevFR98vHF24HfxPS0R1YLe3T2EEAlkrj8adiRx_J3xd4q_8KD5H8X7V_roBwhFMG6RTcHzWx8nIfn4CjUhKXw8e9KdNLfrmDL0DgIXtzY8vvQq_PTdK_LNEb12a69zELRxH_i/s320/flaneuses.jpg" width="240" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
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Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14685745.post-712793402558571852019-05-13T12:17:00.002+02:002019-05-13T12:18:25.829+02:00Me llamo Lucy Barton<div style="text-align: justify;">
He descubierto por casualidad esta novela de Elizabeth Strout, que publicó en español hace un tiempo Duomo Ediciones. Me ha gustado mucho la voz de la narradora, Lucy, que basándose en sus recuerdos nos narra varios episodios de su vida a partir de una estancia en el hospital. Sola en su habitación, separada de su marido y sus hijas pequeñas, a los que apenas ve, se dedica a contemplar desde la ventana a la gente que pasea por las calles de Nueva York, el edificio Chrysler de enfrente, iluminado de noche. Hasta que llega su madre para quedarse unos días a su lado. Hace años, quizá demasiados, que ambas no se ven. Entonces Lucy, a partir de las conversaciones con ella (febriles, lacónicas, a veces frustrantes), reconstruye sus recuerdos de la infancia, una infancia marcada por la pobreza y la soledad. El mito del paraíso perdido pierde aquí toda su razón de ser. La infancia puede ser un lugar terrible, nos explica la narradora con una lucidez que rechaza recrearse en el dolor a destiempo. </div>
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Me gusta cómo Luce describe sin juzgar a sus padres, una pareja terriblemente cerrada, incapaz de expresar sus sentimientos, acostumbrada a perpetuar la miseria sobrevenida a lo largo de generaciones. También me gusta cómo indaga en sus recuerdos, de una manera incisiva y libre, sin juzgarse tampoco a sí misma. La protagonista intenta ser precisa pero, a la vez, deja un poso de ambigüedad para que el lector imagine lo que queda y lo haga suyo, para participar así en ese proceso de reconstrucción que supone indagar en la memoria de nuestro pasado. </div>
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Todos los escritores tienen una historia, solo una, que cuentan de muchas maneras, dice Lucy Barton. La suya es esa, la historia de esa madre y de esa hija, y de cómo se reencontraron aquellos días en el hospital, y de cómo fueron incapaces de demostrarse la una a la otra a lo largo de sus vidas cuánto se querían. </div>
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<i>Me llamo Lucy Barton</i>, Duomo Ediciones, 2016, 224 páginas.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi87xtQ20DyH8PEp2WZ0ooa-9ZpKGK4gINcIH6x-4101uHc_zbnzu6aU1IIpygkBTk_KFjzDr29ogAln7Vb9wTHKAuvPF1m_e1eWh7EZxzaxsvxogfm3uSCr7M3_JRlYmLEYY_s/s1600/lucy+barton.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1200" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi87xtQ20DyH8PEp2WZ0ooa-9ZpKGK4gINcIH6x-4101uHc_zbnzu6aU1IIpygkBTk_KFjzDr29ogAln7Vb9wTHKAuvPF1m_e1eWh7EZxzaxsvxogfm3uSCr7M3_JRlYmLEYY_s/s320/lucy+barton.jpg" width="240" /></a></div>
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Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14685745.post-32661646956716360632019-05-08T14:23:00.000+02:002019-05-08T14:23:11.411+02:00Muy lejos de Kensington<div style="text-align: justify;">
<i>Muy lejos de Kensington</i> es quizá la novela más radiante de Muriel Spark, la escritora por excelencia de las fuerzas oscuras. Es un historia clara y optimista, una reflexión en un tono tranquilo y, muchas veces, divertido sobre el uso responsable que cada uno hace de su pasado para poder transitar el presente e iluminar el futuro. Es una novela cuya lectura produce un gran alivio, donde ni siquiera los peores augurios (y la presencia de la muerte) o el cruel castigo del insomnio (contemplado aquí como "esas dulces horas nocturnas que una pasa despierta"), consiguen minar la voluntad de la señora Hawkings.</div>
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La protagonista de esta historia narra en primera persona cómo se va desprendiendo, sin prisa pero con determinación, de todas las cargas que la oprimen. Pierde peso, deja de intentar resolver los problemas de todos aquellos que, confiados porque la conocen, le piden ayuda, abandona poco a poco su actitud maternal y usa las huellas del maltrato de su última relación no para que estas ensucien una nueva, sino para establecer en ella unas dinámicas sanas desde el principio. Para que no le vuelva a pasar lo mismo. La señora Hawkings aprende de sus errores, algo que a la mayoría de los mortales nos cuesta mucho. Pero aquí, en este libro, que utiliza en su propio beneficio los recursos de los libros de autoayuda y las novelas de misterio para hacer algo realmente interesante, tenemos un gran ejemplo.</div>
<div style="text-align: justify;">
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Así, la señora Hawkings se transforma en Nancy sin perder por el camino ni un ápice de su honestidad. Se trata de un personaje tan íntegro y tan agudo que resulta, ciertamente, maravilloso. Esta novela muestra una vez más que Muriel Spark es una escritora muy preocupada por los principios morales que deben guiar la obra literaria, así como por la relación entre la verdad, la mentira y la ficción. <i>Muy lejos de Kensington</i> trata de todo aquello que nos pasa cuando decimos la verdad en voz alta, y de cómo sobrevivir a las consecuencias de esta práctica (a veces muy duras) y lidiar con aquellos que se empeñan en lo contrario, es decir, en ocultar la verdad y guiarse por las mentiras. Todo ello a base de consejos variados y certeros sobre todo tipo de cuestiones vitales. </div>
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<i>Muy lejos de Kensington</i>, La bestia equilátera, 2012, 256 páginas. </div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjapTNRnwZyayW14Tcb5y_6i5S_p3cHWopthfZSkJjX6RGJQ0AZ-3yxTYL3fNJkVEYWVCptWoWQBo-juoktbULNzeeD1zCcje0fu2CkRGsMWQ99JXhVxFkTeCxvVG9nvqWRxNH_/s1600/lejos+de+kensington.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1200" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjapTNRnwZyayW14Tcb5y_6i5S_p3cHWopthfZSkJjX6RGJQ0AZ-3yxTYL3fNJkVEYWVCptWoWQBo-juoktbULNzeeD1zCcje0fu2CkRGsMWQ99JXhVxFkTeCxvVG9nvqWRxNH_/s320/lejos+de+kensington.jpg" width="240" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14685745.post-70607122400503098952019-04-30T11:43:00.001+02:002019-04-30T11:43:27.596+02:00Una canción de muy lejos<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial","sans-serif";">En
casa leímos hace poco <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Una canción de muy
lejos</i>, de A.F. Harrold. Antes habíamos leído <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los imaginarios</i>, del mismo autor (ambos publicados por Blackie
Books), pero creo que este me gusta más. He pensado en las razones de esta
preferencia y creo que es porque aquí Harrold deja un poco más difuminado el
mundo de fantasía (que en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los imaginarios</i>
estaba muy, muy presente) y se centra más en las emociones humanas de los
personajes, es decir, en su mundo real. El otro, el fantástico, queda un poco
arrinconado en el sótano de la casa de Nick, uno de los chicos protagonistas. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial","sans-serif";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial","sans-serif";">La
otra protagonista es Frank, una chica en permanente lucha dialéctica con su
estómago. Creo que Harrold ha estado muy acertado con esos diálogos. Todos nos
peleamos con nuestro estómago (unos más, otros menos), todos sentimos cómo a
veces nos empuja a tomar decisiones basadas en las emociones que se anudan ahí:
el miedo, la inseguridad, los celos, el vértigo…Ver a Frank luchar con su
estómago nos acerca enseguida a ella. Sabemos cómo se debate por hacer lo
correcto, lo justo, desde el momento en que Nick la ayuda contra unos chicos
que la acosan. El acoso de esta historia es brutal y descarnado. Las
conversaciones, las burlas, el odio, dan miedo. Por eso digo que Harrold, esta
vez, se basa en las emociones humanas y el mundo real para tejer un relato
espeluznante e incómodo, pero terriblemente necesario para lectores de todas
las edades. Creo que esta historia puede ayudar a los niños a tener las cosas
más claras ante el acoso porque muestra que todos podemos ser acosados o
acosadores, que la línea que separa a ambos es muy fina y, a veces, muy
ambigua. Porque a veces el estómago, es decir, el miedo, nos incita a hacer
cosas muy feas. Hay que saber verlo venir, estar preparado para cuando nos
lance su susurro. Plantarle cara y permanecer en el lado correcto, aunque luego
los demás nos den la espalda. Quizá ellos necesiten tiempo para comprender, para
lidiar su propia batalla con su propio estómago. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial","sans-serif";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial","sans-serif";">Así,
Harrold construye una historia sobre las finas capas que contiene la amistad a
través de la relación entre Nick y Frank, sobre la confianza y el respeto a los
demás como vía de superación de las propias inseguridades. Es un libro muy
bello, con unas ilustraciones preciosas y enigmáticas. Es un libro que puede
dar pie a muchas reflexiones, un libro que nos remueve porque todos podemos
ponernos en la piel de los protagonistas y recordar cosas que nos pasaron, que
quizá aún no tenemos resultas. Un libro que puede ser útil como herramienta
para mostrar a los niños, para que ellos hagan suya esta historia. Un libro
nada complaciente, y muy agradecido. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif";">Una canción de muy lejos</span></i><span style="font-family: "Arial","sans-serif";">, Blackie Books, 2019, 230 páginas. <o:p></o:p></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjMbdQrO1hqn_te5VbLKPSEjgQh0Ura5VmHL8GgrHkGqTPLtTvev7F8DhJpTNT6gEJuyiyOGDgEGtRIbFw9tOngQ7j8sWnnzbby09QY6P7EQGXjbJi9OGEhRiuOHmDjxSyiYWNl/s1600/harrold.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1200" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjMbdQrO1hqn_te5VbLKPSEjgQh0Ura5VmHL8GgrHkGqTPLtTvev7F8DhJpTNT6gEJuyiyOGDgEGtRIbFw9tOngQ7j8sWnnzbby09QY6P7EQGXjbJi9OGEhRiuOHmDjxSyiYWNl/s320/harrold.jpg" width="240" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial","sans-serif";"><br /></span></div>
<br />Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14685745.post-26730963803969197952019-04-23T11:00:00.000+02:002019-04-23T11:00:23.506+02:00Tres senderos hacia el lago<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , sans-serif;">Ingeborg
Bachmann es una de las mejores escritoras en lengua alemana del siglo XX.
Conocida sobre todo por su poesía, a mí, sin embargo, su prosa breve y precisa
me resulta de lo más sugerente. En <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Tres
senderos hacia el lago</i>, Ingeborg Bachmann mezcla presente y pasado, los
recuerdos y los sueños, las conversaciones reales con los anhelos imaginarios,
y consigue que todo fluya y encaje, que todo adquiera un sentido que se va
revelando poco a poco con emoción, en cada frase, en cada párrafo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , sans-serif;">La
protagonista es el prototipo de mujer independiente e intelectual, una
fotógrafa que viaja mucho, consagrada a su carrera, libre de ataduras, que cada
verano vuelve a la casa de su padre, en una ciudad de provincias austríaca.
Bachmann nos cuenta, desde el punto de vista de la narradora protagonista, la
relación que tiene con su padre, lo mucho que lo quiere y lo lejos que se
siente de él. Es una distancia que ella se toma como un precio que hay que
pagar por la libertad, por la satisfacción de no tener que dar explicaciones a
nadie. Cada mañana intenta salir a pasear para encontrar el lago en el que
tantas veces se bañó cuando era niña. Pero la topografía, como un trasunto de
la memoria, le juega malas pasadas. Los caminos, como los recuerdos, quizá ya
no son tan fiables como parece a primera vista. En esa exploración, entre
titubeante y rigurosa, se pasan los días de vacaciones, en los que la narradora
siente un extraño desasosiego porque ahí, en la casa de su padre, en su ciudad
natal, ya no es la fotógrafa valiente y segura de sí misma que todo su entorno
conoce y admira; sus amantes, sus amigos, sus colegas. Aquí es una mujer que ya
se va haciendo mayor y no es capaz de encontrar su camino al lago, sus
recuerdos de la infancia, la forma de decirle a su padre que lo quiere, que le
da pena que se vean tan poco y él se haga mayor y pronto, inevitablemente, se
muera y entonces ya no podrán hablar de nada.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: "arial" , sans-serif;">Tres senderos hacia el
lago</span></i><span style="font-family: "arial" , sans-serif;"> refleja la
obsesión de Bachmann por plasmar en la escritura la dificultad de las
relaciones personales, la búsqueda de un lenguaje válido que, en lengua alemana
y después de Auschwitz, renovara la literatura y, sobre todo, plasmara un punto
de vista femenino, alejado de los cánones masculinos que imperaban en ese
momento. Fue una escritora valiente y honesta, que intentó enfrentarse siempre
a sus propios fantasmas, a sus miedos, y murió asfixiada por ellos en la bañera
de su casa, demasiado joven. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: "arial" , sans-serif;">Tres senderos hacia el
lago</span></i><span style="font-family: "arial" , sans-serif;">, Ediciones
Siruela, 2011, 168 páginas. <o:p></o:p></span></div>
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgO2QwMLxjZWWeBHDJy0F-UEXGstFQfE57qXYV79miA-vzNRFnyQaHqngS5GYpAlJBuLX3SGhs4sXpSXknY8x62LCKkMkkB8cgNMJMIglsMdOWi07uxJBkrpNi0mTvuxCHiXUzE/s1600/tres+senderos+hacia+el+lago.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="472" data-original-width="305" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgO2QwMLxjZWWeBHDJy0F-UEXGstFQfE57qXYV79miA-vzNRFnyQaHqngS5GYpAlJBuLX3SGhs4sXpSXknY8x62LCKkMkkB8cgNMJMIglsMdOWi07uxJBkrpNi0mTvuxCHiXUzE/s320/tres+senderos+hacia+el+lago.png" width="206" /></a></div>
<br />Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14685745.post-32114640438987977632019-04-15T21:29:00.001+02:002019-04-15T21:29:20.029+02:00Aprendiendo a vivir<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial",sans-serif;">Clarice
Lispector es una de esas escritoras que, cuando se descubre, ya no se olvida.
Tiene una voz inconfundible, brillante, sensible y cercana que, para mí,
alcanza sus mayores logros en la brevedad. Ella sabe ser concisa e ir directa
al corazón del lector para clavarle una agujita de placer. Según confiesa, se
guía por la intuición más que por el intelecto y hace gala de una frescura muy
trabajada que se descubre en el detalle más aparentemente anodino, en la escena
más trivial, en la conversación más inesperada. Cuando ella lo cuenta, todo se
vuelve interesante, extraordinario. Los taxistas dan lecciones de moral y
teosofía, los hijos dan respuestas que merecen quedar colgadas en las paredes
de la cocina, las amigas admiten con franqueza que ahora mismo no les apetece
hablar de nada, la lucidez de un instante nos hace ver claramente el vacío que
tenemos delante…<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial",sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial",sans-serif;">Clarice
Lispector escribió durante muchos años una serie de crónicas para el <i>Jornal do
Brasil</i> que los lectores devoraban fervorosamente, una selección de las cuales
apareció con el título <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Aprendiendo a
vivir</i>, publicado por Siruela en castellano con una estupenda traducción de
Elena Losada. Es una obra que hay que degustar poco a poco para saborear bien
los secretos de cada frase, las múltiples posibilidades de cada escena.
Lispector nos habla de la vida cotidiana sin perder de vista en ningún momento
las grandes inquietudes humanas y el humor. A veces nos regala frases
deliciosas, y no puedo resistirme a mostrar una pequeña selección: «Antes todo
era perfecto. Nacer me estropeó la salud», «Soy tan misteriosa que no me
entiendo», «La vida es corta pero, si contamos los pedazos muertos, se queda en
cortísima».<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial",sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif;">Aprendiendo a vivir</span></i><span style="font-family: "Arial",sans-serif;"> está lleno de perlitas como estas, agujitas
breves y certeras que se nos clavan en el corazón y nos hacen adorar a Clarice
Lispector. Única e inconfundible. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial",sans-serif;">Clarice
Lispector, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Aprendiendo a vivir</i>,
Ediciones Siruela, 2008, 224 páginas. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial",sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg4QWtjfUR75aWCgQ_dQdtfjfUJpsbyGd9zPv5QPGPY35LJLbZffXqIgoLPib0XYQQ2KLpMkOzxuy3hcmqLqebYOl5XjyTH9Nm5O7eaufgjEpBUV9NQe4fHyWTNNKIAm07_r3Fz/s1600/clarice+lispector.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1200" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg4QWtjfUR75aWCgQ_dQdtfjfUJpsbyGd9zPv5QPGPY35LJLbZffXqIgoLPib0XYQQ2KLpMkOzxuy3hcmqLqebYOl5XjyTH9Nm5O7eaufgjEpBUV9NQe4fHyWTNNKIAm07_r3Fz/s320/clarice+lispector.jpg" width="240" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial",sans-serif;"><br /></span></div>
<br />Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14685745.post-1230793050749049472019-04-09T13:22:00.003+02:002019-04-09T13:22:46.196+02:00Regalo del mar<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial",sans-serif;">Este
libro me ha llegado a las manos por sorpresa, en una etapa de mi vida en la que
hay muchas cosas que se mueven alrededor y a veces siento que me tambaleo y
pierdo el equilibrio, a duras penas consigo no caerme. Leer <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Regalo del mar,</i> de Anne Morrow,
publicado por Circe Ediciones, me ha ayudado a respirar y encontrar un poco de
paz en medio de tanto ruido. Me maravilla saber que la autora lo escribió,
según sus propias palabras «en una época de atareada vida familiar», cuando sus
cinco hijos aún no habían volado del nido. Ella pudo irse de vacaciones durante
dos semanas a una casa frente al mar, sola, en una playa recóndita, y allí
escribió este libro, que avanzaba a medida que ella salía a recoger conchas en
la playa y establecía paralelos entre las formas que observaba y su propia
vida. Así, Morrow va apuntando sus reflexiones acerca de la soledad, la
relación con los demás, el amor y el matrimonio, la juventud y la edad madura…inspirada
por las conchas que recoge durante sus largos paseos frente al mar. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial",sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial",sans-serif;">Así,
la autora construye un texto en armonía con la naturaleza, con ese mar que
tiene tan cerca y que le enseña, poco a poco, tantas cosas. En primer lugar, la
incita a desprenderse de las cosas materiales, tantas veces innecesarias, para
quedarse más libre. Después, a recordar que los seres humanos somos, en
esencia, seres solitarios que a menudo no sabemos escucharnos. Tememos
quedarnos a solas con nosotros mismos, con esas voces que resuenan y nos
asustan. Sin embargo, si nos atrevemos a concedernos un tiempo en paz y
silencio, podremos, dice Morrow «llenar nuestra vasija», es decir, colmarnos,
nutrirnos. Solo así podremos entregar algo a los demás, a nuestros seres queridos.
<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial",sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial",sans-serif;">El
mar también invita a reflexionar sobre el amor. Qué mejor metáfora que aquel
para describir ese sentimiento cambiante, en continua expansión, que debe
construir nuevas formas de manera perpetua. Pretender fijar el amor,
conservarlo intacto, solo nos puede llevar a la frustración, igual que si
quisiéramos detener el mar. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial",sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial",sans-serif;">Anne
Morrow nos invita a cultivar el aquí y el ahora, mirar al horizonte,
respirar y cuidar el presente para así apostar por el futuro. Este libro breve
pero tremendamente intenso es, como su nombre indica, un regalo que vale la
pena concederse para emprender una reflexión propia, que no tiene por qué ser
frente al mar durante unas vacaciones (aunque, ciertamente, sería un escenario
ideal para su lectura), simplemente debemos estar dispuestos a mirar en nuestro
interior y dejar fluir lo que hay dentro. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial",sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial",sans-serif;">Una
joyita llena de sensibilidad y lucidez que se recibe, inevitablemente, con una
sonrisa de agradecimiento. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial",sans-serif;">Anne
Morrow Lindbergh, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Regalo del mar</i>,
Circe Ediciones, Barcelona, 1994, 165 páginas. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial",sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjid7G733iKzIYGNuK2t0ooh40iZnueclCnPRwK_r7UcAC9u1e_c5aEpMpOImB3Us-PVcpatU66wGiYeU9lDelbfDj0v7ZhRZsn5qPrSfFLdh7ePMWwx9v2c6yS2vLABMKwUTWL/s1600/regalo+del+mar.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1200" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjid7G733iKzIYGNuK2t0ooh40iZnueclCnPRwK_r7UcAC9u1e_c5aEpMpOImB3Us-PVcpatU66wGiYeU9lDelbfDj0v7ZhRZsn5qPrSfFLdh7ePMWwx9v2c6yS2vLABMKwUTWL/s320/regalo+del+mar.jpg" width="240" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial",sans-serif;"><br /></span></div>
<br />Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14685745.post-36679714615534031142019-04-03T12:01:00.004+02:002019-04-03T12:01:48.421+02:00Cómo piensan los escritores
<br />
<div style="margin: 0px 0px 10.66px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial",sans-serif; margin: 0px;">Se
ha escrito tanto sobre la escritura...Y cuanto más leemos y escribimos al
respecto, más claro tenemos que es una tarea llena de secretos y verdades
inexplicables. Tal vez por eso resulte tan atrayente. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cómo piensan los escritores</i>, de Richard Cohen, publicado por
Blackie Books, no es un manual de instrucciones para escribir (¡Dios nos
libre!), sino más bien una recopilación de anécdotas de escritores sobre las
vicisitudes de su oficio.<span style="margin: 0px;"> </span>También vemos
aparecer de refilón a editores, críticos, lectores…Entre todos tratan varios
aspectos clave sobre forma y fondo en narrativa (los inicios de un texto, la
caracterización de los personajes, el ritmo, el final) desde distintos puntos
de vista que acaban conformando un modelo poliédrico sobre las glorias y
miserias de un oficio sin parangón.</span></div>
<br />
<div style="margin: 0px 0px 10.66px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial",sans-serif; margin: 0px;">A
veces, la profesionalidad se torna obsesión y servidumbre, porque el escritor
está constantemente escribiendo, aunque sea con el pensamiento. Observa y
desmenuza el mundo para luego sentarse a escribir y llenar la hoja en blanco.
Las palabras de la gran Clarice Linspector quizá no sean las más alegres para
referirse a esta cuestión, pero a mí me encantan, y creo que reflejan muy bien
lo que muchos escritores piensan con mayor o menor asiduidad: «Siento que ya
casi he alcanzado la libertad, hasta el punto de no necesitar escribir ya más.
Si pudiera, dejaba mi lugar en esta página en blanco, llena del mayor silencio.
Y que cada uno mirara el espacio en blanco y lo llenara con sus propios
deseos». </span></div>
<br />
<div style="margin: 0px 0px 10.66px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial",sans-serif; margin: 0px;">Un
sueño cuyos confines siempre bordea el escritor y que pueden empujarlo hacia el
precipicio. Richard Cohen, sin embargo, se decanta por el humor como un ameno
hilo que trenza la serie de anécdotas e impresiones cotidianas sobre los
escritores y sus obras. Una lectura agradable que siempre puede provocarnos la
urgencia de leer (o releer) algún clásico olvidado en los rincones de la
estantería. </span></div>
<br />
<div style="margin: 0px 0px 10.66px; text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div style="margin: 0px 0px 10.66px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial",sans-serif; margin: 0px;">Richard
Cohen, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cómo piensan los escritores</i>,
Blackie Books, 2018, 336 páginas. </span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhF399PW1_Y-7N3fPpSTDEgNn50ol3ArqZye8T_mVwG93ycCsqXmrUjRFy1QBiMkOrEjR4BUpp2msDL2qt5jiQOmQHg8igtG5AKDiPuYOvfQMpn6XlXUG0ovZM7Fh9v-ZrMRlHK/s1600/como+piensan+los+escritores.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1200" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhF399PW1_Y-7N3fPpSTDEgNn50ol3ArqZye8T_mVwG93ycCsqXmrUjRFy1QBiMkOrEjR4BUpp2msDL2qt5jiQOmQHg8igtG5AKDiPuYOvfQMpn6XlXUG0ovZM7Fh9v-ZrMRlHK/s320/como+piensan+los+escritores.jpg" width="240" /></a></div>
<b></b><i></i><u></u><sub></sub><sup></sup><strike></strike>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14685745.post-40857650394299148472019-03-26T10:19:00.001+01:002019-03-26T10:20:37.065+01:00Vida literaria de Carmen Laforet<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "arial" , sans-serif;">Leyendo esta <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Vida
literaria</i> de Carmen Laforet, a cargo de Teresa Rosenvinge y Benjamín Prado y
publicada en 2004 por Ediciones Omega, he recordado cuánto me gustó <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Nada</i> cuando lo leí en el instituto. Por entonces,
era lectura obligatoria. Luego olvidé a la autora durante muchos, muchos años hasta
que me topé con las cartas que se escribieron Elena Fortún y ella hasta la
muerte de esta última, en 1952. Allí descubrí una voz muy nítida en su
confusión, amarga pero bien modulada, con una querencia por la sencillez y la
humildad que la hacía irresistible. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "arial" , sans-serif;">En esta <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Vida
literaria</i>, la voz de Carmen Laforet vuelve a sonar por encima de sus
novelas, más allá de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Nada </i>y del
Premio Nadal que recibió cuando apenas tenía veintitrés años, y que la
catapultó a un éxito que fue luz y sombra al mismo tiempo, porque en él se
sintió incómoda toda su vida. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "arial" , sans-serif;">La obra de Rosenvinge y Prado incluye un estudio
biográfico, un repaso a su bibliografía y una interesante selección de textos
(fragmentos de novelas, cuentos, artículos). Me han gustado especialmente los
relatos y los artículos porque muestran muy bien el alcance y la transparencia
de esta autora que nunca soportó sentirse constreñida y acatar la voluntad de
los demás. Ella siempre se movió por instinto, por intuiciones. Se pasó la vida
ansiando la soledad para poder escribir pero, cuando por fin la obtuvo (fue al
separarse de su marido después de más de veinte años de matrimonio y cinco
hijos, ya mayores, en común), escribir empezó a resultarle cada vez más difícil.
En realidad, el oficio de escritora reconocida y profesional siempre le había
resultado una carga. En esa época, Carmen Laforet empezó a publicar artículos
en varios diarios que, aunque posiblemente fueron escritos por motivos económicos,
son una delicia para el lector porque parece como si pudiéramos acariciarle las
mejillas, unas mejillas que adivinamos tersas y suaves, adornadas por una leve
sonrisa burlona. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "arial" , sans-serif;">La figura de Laforet sigue resultando fascinante hoy en día
por su determinación, su honestidad, su desprecio de las cosas mundanas y los
elogios engañosos. Sus cuentos y novelas son piezas que conforman de un modo
preciso la época en que vivió, la terrible posguerra española; las relaciones
humanas en el clima de miedo de la dictadura; las ansias por volar un poco más
allá de la mediocridad que se respiraba en esa época. La literatura de Carmen
Laforet permanece vigente y la voz de sus cartas y artículos resulta
extrañamente fresca, como si aún pudiéramos alargar la mano y acariciarle las
mejillas. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "arial" , sans-serif;">Teresa Rosenvinge y Benjamín Prado, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Carmen Laforet</i>, serie Vidas literarias, Ediciones Omega, 2004, 520
páginas. <o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiA2kOt0HNFT48WAj6BgA1aH48hWnd5cgnvlNhpVBl0wNdPKylyc2fxkQa7d_xpcFQjExkRvYQGUmiu0FeXwgBWzwXSAYHMA1_S9h3tmX0VCxgQcucA7FDZbmU05Snfgb0FHFHX/s1600/laforet.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1200" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiA2kOt0HNFT48WAj6BgA1aH48hWnd5cgnvlNhpVBl0wNdPKylyc2fxkQa7d_xpcFQjExkRvYQGUmiu0FeXwgBWzwXSAYHMA1_S9h3tmX0VCxgQcucA7FDZbmU05Snfgb0FHFHX/s320/laforet.jpg" width="240" /></a></div>
<br />Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14685745.post-22382057341187146772019-03-20T10:45:00.001+01:002019-03-20T10:45:27.199+01:00Abuelas, madres, hijas<br />
<div class="MsoNormal">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES">Abuelas,
madre, hijas</span></i><span lang="ES">, publicado por Icaria Editorial en 2015,
recoge testimonios de mujeres cuyo valor principal es, para mí, la invitación
que hacen a reflexionar de un modo honesto e individual sobre la condición
femenina. Pensar aquello que nos gusta, lo que nos preocupa, cómo afrontamos el
paso del tiempo, el envejecimiento, el sexo, la maternidad. Hay tantos caminos
que se abren, prometedores, a partir de la lectura atenta de este libro…<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Todos los testimonios, recogidos por Anna
Freixas Farré, destacan la importancia del cuidado de las mujeres. Cuidar de
nosotras mismas igual que cuidamos de los demás (niños, mayores, parejas…).
Cuidar nuestras relaciones con otras mujeres porque estas nos allanan el camino
y nos acompañan. Cuidar y querer nuestro cuerpo. Cuidar nuestro espíritu, dar
respuesta a nuestras inquietudes. Cuidar nuestro trabajo, todo el trabajo que
realizamos aunque a menudo no esté reconocido públicamente ni retribuido con un
salario. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Es importante asumir la dependencia natural de
los seres humanos y no fiarse de ese ideal de libertad autosuficiente que puede
resultar engañoso. Pero en esa dependencia, esa interrelación que tejemos y
cultivamos, hay que buscar un espacio propio, con proyectos que nos hagan
crecer. Nutrirnos a nosotras para nutrir a los demás. Reconocer y trabajar las
tensiones que resultan de la contradicción del sistema en el que estamos
inmersos, y que solo reconoce el trabajo remunerado pero se basa en el trabajo
de los cuidados no remunerados, que es el que cría seres felices y sigue
recayendo, a día de hoy y de forma mayoritaria, en las mujeres. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">De todo eso y más habla este libro, estas
voces serenas de mujeres sabias. Ni que decir tiene que me ha encantado y me ha
inspirado muchísimo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES">Abuelas,
madres, hijas. La transmisión sociocultural del arte de envejecer<o:p></o:p></span></i></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Icaria Editorial, 2015, 143 páginas. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiUMjFGgcUUiY5rc-KKHkS0jkNnmVjb5jBTAx1X0XyA_dHVu5yYFRGYVqVmKZEoqQyMvSd_fAu0LmvljMgGeok3XG0e8Wu0smbKUYv1WiRnDya_LvotopduDUTM1VvJRuOAkNMa/s1600/abuelas+madres+hijas.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1200" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiUMjFGgcUUiY5rc-KKHkS0jkNnmVjb5jBTAx1X0XyA_dHVu5yYFRGYVqVmKZEoqQyMvSd_fAu0LmvljMgGeok3XG0e8Wu0smbKUYv1WiRnDya_LvotopduDUTM1VvJRuOAkNMa/s320/abuelas+madres+hijas.jpg" width="240" /></a></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<br />Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14685745.post-84805748823755174292019-03-12T11:31:00.002+01:002019-03-14T12:31:02.285+01:00La maldición de Hill House<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES">La maldición de Hill House</span></i><span lang="ES">,
traducida al español y publicada por Valdemar Ediciones, es una novela poco
conocida de Jackson, quizá porque está encasillada en el género de terror o
novela gótica y eso es algo que siempre limita un texto. Sin embargo, para mí
es mucho más que eso, y me da rabia que el encasillamiento en un género
considerado menor o periférico suponga dotar al libro de una serie de
prejuicios de los que tan difícil es librarse. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES">En <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La maldición de Hill House</i>, Shirley
Jackson nos presenta a una mujer, Eleanor, que se ha pasado la vida cuidando a
su madre, encerrada. Cuando la anciana muere, ella decide aceptar un trabajo
que un desconocido le ofrece en Hill House, una mansión a las afueras de un
pequeño pueblo a la que nadie se atreve a acercarse de noche. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES">Allí, Eleanor
empieza a compartir su día a día con el doctor Montague, que estudia las
perturbaciones psíquicas que suelen producirse en las casas encantadas; el
joven heredero Luke y la simpática Theodora. Para ella, este nuevo escenario
constituye la primera ocasión de su vida de ser independiente, de ser ella
misma, lejos de su familia. Quiere volver a empezar y sueña con librarse del
pasado, pero el pasado la visita constantemente en esa casa encantada. Le
recuerda que siempre ha estado sometida a su madre, se burla de ella cuando pretende
integrarse en el grupo y conseguir que la respeten y la escuchen. Es demoledor
ver cómo el grupo la va dejando de lado y tachando de loca a medida que avanza
el relato… ¿Quién no se ha sentido alguna vez así? <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES">Jackson traza con
maestría la finísima línea entre el horror interno y el externo. ¿Dónde empieza
y termina cada uno? ¿Hasta qué punto somos responsables de los fantasmas que
nos asustan? ¿Por qué no podemos huir del pasado? El relato nos muestra de
forma devastadora lo dañinos que pueden llegar a ser nuestros miedos, y cómo
los demás pueden aprovecharse de ellos. La tensión está servida en esta lectura
perturbadora, como todas las de Shirley Jackson, una autora extraordinaria a
quien no me canso de leer. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES">Shirley Jackson, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La maldición de Hill House</i>, Valdemar
Ediciones, 2008, 256 páginas. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjO_A8EN16cmI3dsuRN68OMOzlH2kWwS4HZpd1GGOwxG4tYy1nnwrDr2O7ZO0n4ktI3rD-PRObFiK2Sy-j39BG4WhxLPuxJQYOHC0RPgTkiLPs8vYaH4taDrjwEG0zqxFe_PFt8/s1600/Jackson+Hill+house.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="213" data-original-width="145" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjO_A8EN16cmI3dsuRN68OMOzlH2kWwS4HZpd1GGOwxG4tYy1nnwrDr2O7ZO0n4ktI3rD-PRObFiK2Sy-j39BG4WhxLPuxJQYOHC0RPgTkiLPs8vYaH4taDrjwEG0zqxFe_PFt8/s1600/Jackson+Hill+house.jpg" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<br />Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14685745.post-79053485540681201172019-03-01T12:03:00.001+01:002019-03-01T12:03:53.976+01:00De corazón y alma<br />
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="color: black;">En las cartas que es
escribieron Elena Fortún y Carmen Laforet entre 1947 y 1952, ambas escritoras
dejaron reflejadas muchas cosas de sí mismas, tanto por lo que se decían como
por lo que no se decían y quedaba flotando en el aire. Mejor no expresarlo
abiertamente porque en la España de aquella época, como dice Fortún, lo que no
era ilegal era pecado. <o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="color: black;">Cuando empiezan a
escribirse, Carmen Laforet ya ha ganado el Premio Nadal y es una escritora
reconocida pero tremendamente insegura, incómoda y perdida dentro de la
sociedad que frecuenta, su familia, sus lectores. Todo lo que escribe le
parece aburrido e inútil. Siente que el precario equilibrio que debe buscar
constantemente para conciliar la escritura con la familia es una carga muy
pesada y, al mismo tiempo, sabe que escribir, aunque la angustie, la
libera. <o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="color: black;">Elena Fortún la
comprende y le da ánimos desde su propia amargura. Se encuentra vieja y sola y,
de hecho, morirá en 1952 tras una durísima enfermedad. Ha pasado por el exilio,
la muerte de varios hijos, un matrimonio infeliz que acabó con el suicidio de
su marido... A pesar del sufrimiento sus cartas, pulcras y cuidadas, reflejan
muy bien su voluntad de seguir adelante. <o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="color: black;">Carmen Laforet ha
aprendido a podarse, como ella dice, a contenerse para acabar escapando por
arriba. Esta visión influye mucho en su conversión final al catolicismo. Elena,
Fortún, por su parte, admite que nunca ha sabido podarse y algunas de sus ramas
han dado frutos venenosos que ha pagado muy caros. <o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="color: black;">Cúanto amor, cuánta
admiración desprenden estas cartas de dos mujeres que apenas se vieron en vida
y, sin embargo, se sintieron muy cercanas desde el primer momento y fueron
capaces de establecer una intimidad tan llena de emoción que hoy día nos
resulta sorprendente, en tanto en cuanto las cartas, por desgracia, son una
forma de comunicación que ha caído en desuso. Pero sí, a veces pasa que
conocemos a alguien y al instante sabemos que podríamos contarle cualquier
cosa. Esa magia que se pasea por todo el epistolario nace de la literatura, de
la obra que estas mujeres nos dejaron y a través de la cual pudieron establecer
un vínculo tan íntimo. <o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="color: black;">Carmen Laforet y
Elena Fortún, <i>De corazón y alma (1947-1952)</i>, Fundación Banco
Santander, 2016, 144 páginas.</span><span lang="ES" style="color: black; font-size: 13.5pt;"> <o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="color: black; font-size: 13.5pt;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg27GKc3rGWlEpIS48lJlNUdx_8oxcKOFwwDo76yXkhktq0wbBmIMWB7gZ21iBvGykYAF0Z0Bw9po6MjH7NLxBQwhH13uZzQDZ1S8-rsVbXoM8uTYjuJV9BsM7HFAXb4_ParYbT/s1600/_decoraznyalma_9c7e6866.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1425" data-original-width="991" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg27GKc3rGWlEpIS48lJlNUdx_8oxcKOFwwDo76yXkhktq0wbBmIMWB7gZ21iBvGykYAF0Z0Bw9po6MjH7NLxBQwhH13uZzQDZ1S8-rsVbXoM8uTYjuJV9BsM7HFAXb4_ParYbT/s320/_decoraznyalma_9c7e6866.jpg" width="222" /></a></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="color: black; font-size: 13.5pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14685745.post-50436528702008556932019-02-26T09:30:00.001+01:002019-02-26T09:30:12.120+01:00Shirley Jackson<br />
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Shirley Jackson (I)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES">Hace poco leí <i style="mso-bidi-font-style: normal;">We have always lived in the castle</i>, de
Shirley Jackson, que publicó en español Minúscula el pasado año, y me gustó
tanto, y me perturbó de tal manera la voz de Merrycat Blackwood, su narradora y
protagonista, que decidí indagar en la obra completa de esta escritora hasta
hace poco desconocida para mí. Ahora estoy inmersa en sus relatos y novelas, y
me apetece ir profundizando poco a poco en ellos, y escribir despacio, a medida
que vaya reflexionando sobre las impresiones que me producen. También, a la
par, estoy indagando en la vida de Jackson, y cuanto más sé de ella, más admiro
lo que escribió. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES">Podemos situar el
grueso de la obra de Shirley Jackson en los años 50 y 60, la época de la Guerra
Fría, el macartismo, la caza de brujas… Las mujeres se vieron obligadas a
cumplir el sueño americano en sus casas de los suburbios mediante el desempeño
de un papel muy rígido de amas de casa, esposas y madres. No estaban
autorizadas a realizarse de otro modo. En su narrativa, Jackson retrató la otra
cara de estas mujeres, que ella conocía de primera mano: la ansiedad y la
frustración provocadas por el sometimiento a un modelo social injusto y
desigual. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES">Entonces se hizo
bruja. Y escritora. Así lo proclamaba a los cuatro vientos a todo el que
quisiera escucharla. Pero nadie terminaba de creérselo. Como cuando acudió
al hospital porque estaba de parto de su tercer o cuarto hijo y la enfermera,
al tomarle los datos, le dijo: “He puesto ama de casa” después de haberle
preguntado por su profesión. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES">Shirley Jackson
vivió una vida enjaulada. Primero, en las expectativas de su madre. Luego,
cuando parecía que iba a distanciarse de ella, cayó en las de su marido,
Stanley Edgar Hyman, que ejerció sobre ella un terrible control durante toda su
vida. Así, Jackson no pudo escapar de su vida de suburbio, ni de sus férreos
deberes de esposa y madre, ni de sus adicciones. Solo al escribir podía
liberarse, escupir un poco de aquel veneno que digería lenta y constantemente y
que acabaría por matarla a los cuarenta y ocho años. Escribió muchísimo y tuvo
tiempo de dejarnos una obra prolífica, excelente y reveladora que aún estoy
descubriendo y sobre la que quiero hablar poco a poco. Ha permanecido tantos
años en el olvido y el desprecio que vale la pena desempolvar ahora con
cuidado. Las traducciones de Editorial Minúscula (<i>Siempre hemos vivido en el castillo, Deja que te cuente, Cuentos escogidos</i>) o Nórdica (<i>La lotería</i>) son, en este sentido, tremendamente
oportunas, así como el trabajo de varios críticos y escritores (Ruth Franklin o
Joyce Carol Oates entre ellos) que llevan años reivindicando su figura, tradicionalmente
considerada menor. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="mso-spacerun: yes;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES">Celebremos esta
oportunidad. Disfrutemos de Shirley Jackson. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="EN-GB" style="mso-ansi-language: EN-GB;">We have always lived
in the castle, </span></i><span lang="EN-GB" style="mso-ansi-language: EN-GB;">Viking
Press, 1962, 214 páginas.<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> <o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES">Siempre hemos vivido en el castillo, </span></i><span lang="ES">Editorial Minúscula, 2012, 204 páginas. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgZsnt843te9PwUitM07x1LMEWYhGZ35zICk89T4Xk3jfcT2UjRDleZ-FKPG5kSYivXD9hXtFH6wvH3_wETrWEHkmqAQAGhZO6uP5UgP2UB1X0iuLNTwwPI4pvAbIe7i4SLRkn0/s1600/220px-ShirleyJack.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="291" data-original-width="220" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgZsnt843te9PwUitM07x1LMEWYhGZ35zICk89T4Xk3jfcT2UjRDleZ-FKPG5kSYivXD9hXtFH6wvH3_wETrWEHkmqAQAGhZO6uP5UgP2UB1X0iuLNTwwPI4pvAbIe7i4SLRkn0/s1600/220px-ShirleyJack.jpg" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg6T08CLoJSw75FJEdwlB-61f4k_02ABqUXi-6h2xm6ucjjBGUmAF3qbEhyitWFa4bPVPBtFFqk4_o8lozfD-WpdWTlK5F8KJT7nWmp0ws1FHJh9jF6y8_I-xw5rZLzQewT98wC/s1600/IMG_20190121_113206.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1200" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg6T08CLoJSw75FJEdwlB-61f4k_02ABqUXi-6h2xm6ucjjBGUmAF3qbEhyitWFa4bPVPBtFFqk4_o8lozfD-WpdWTlK5F8KJT7nWmp0ws1FHJh9jF6y8_I-xw5rZLzQewT98wC/s320/IMG_20190121_113206.jpg" width="240" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<br />Unknownnoreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-14685745.post-68471130580569019722019-02-20T10:59:00.001+01:002019-02-20T10:59:26.170+01:00Nana de tela<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiIO0z81-K5ee6Ycvhfug2V_I7mskBbcHUS4ZkGcxlNBScSK_PZgpI1Q9mhV5mXQQno5t7jU5nJIx17MBWzX3fm9kbWmnGrFVYEyDIb7nJkvpdxzLHy2gl48ToZ5KL8-vlrVFAj/s1600/IMG_20190108_154130.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1200" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiIO0z81-K5ee6Ycvhfug2V_I7mskBbcHUS4ZkGcxlNBScSK_PZgpI1Q9mhV5mXQQno5t7jU5nJIx17MBWzX3fm9kbWmnGrFVYEyDIb7nJkvpdxzLHy2gl48ToZ5KL8-vlrVFAj/s320/IMG_20190108_154130.jpg" width="240" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES">Hace un par de años
leí por primera vez <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Nana de tela. La vida
tejida de Louise Bourgeois</i>, escrita por Amy Novesky e ilustrada por la gran
Isabelle Arsenault. Fue un regalo de mi suegra a mi hija pero, aunque está
publicado por Pequeña Impedimenta, el sello infantil de la Editorial
Impedimenta, yo creo que es un libro para adultos. Novesky y Arsenault recrean,
a través de la figura tan maravillosa de la escultora Louise Bourgeois, un
universo tejido por la nostalgia y la necesidad de reparar lo que la vida y el
tiempo nos han roto. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES">Es un libro triste,
para leer en soledad y despacio, mezclando los recuerdos de nuestra infancia
con la lectura, dejando que nos envuelvan las voces de aquellos que ya no están,
o que no están de la misma manera. Así, poco a poco, podremos ir tejiendo
también la historia de nuestras pérdidas y repararla gracias a las palabras, a
nuestra voluntad, al arte que se esconde en cada gesto y cada tarea de nuestra
cotidianidad. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES">Maravilloso libro
que no conviene olvidar en el marasmo de publicaciones actuales. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES">Nana de tela. La vida tejida de Louise Bourgeois, </span></i><span lang="ES">Pequeña Impedimenta, 2016, 40 páginas.<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> </i><o:p></o:p></span></div>
<br />Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14685745.post-19345600291028314712019-02-16T12:25:00.000+01:002019-03-01T12:04:58.307+01:00La chaise-longue victoriana<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Publicada por primera vez en
1953, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La chaise-longue victoriana</i> es
una novela corta de Marghanita Laski; en mi opinión, la mejor que escribió.
Aunque aquí su nombre no resulta apenas conocido, en Reino Unido fue una
escritora e intelectual reconocida gracias, sobre todo, a su trabajo como
periodista y crítica literaria. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p></o:p>Cuando leí por primera vez esta
novela me quedé maravillada por la habilidad con que está escrita. Tiene el
ritmo preciso, los diálogos ajustados, el manejo del tiempo más adecuado…Es una
novela compacta, que cae como una bofetada y provoca un terror sutil que va
creciendo a medida que avanza la historia, implacable. Todo un ejemplo de
dominio de la escritura. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Conocemos a la heroína en la
primera frase, cuando exige al doctor que la atiende que le asegure que no va a
morir. Melanie Langdon se nos aparece como una joven bella y mimada, madre reciente
y enamorada esposa, que convalece en su casa londinense de una
tuberculosis.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Tiene a su disposición un
marido que la adora, una enfermera atenta y todas las comodidades que pueda
desear. Sin embargo, esta primera escena ya presenta detalles aciagos. Todo
está demasiado bien, todo resulta demasiado bonito, como lleno de sonrisas
congeladas y falsas. Por ejemplo, el doctor, mientras habla con ella, piensa
que es una criatura puramente femenina, que se convierte en todo aquello que
su hombre desea. Otro ejemplo reside en el hecho de que a Melanie no la dejan
ver a su hijo por miedo al contagio de tuberculosis. Cuando esta protesta y
expresa su deseo de estar con el bebé, porque teme que ya sea tarde para
establecer el vínculo materno filial, todos suspiran a su alrededor y ponen los
ojos en blanco. La tachan de intensa, de impaciente…Los nervios no son buenos
para su enfermedad, repiten benévolos, sacudiendo la cabeza. Esta escena,
preludio de la trama propiamente dicha, resulta ya terrorífica por el modo en
que todos los personajes (el doctor, el marido, la enfermera) infantilizan a la
protagonista.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Cuando esta ya se encuentra mejor,
la trasladan a una <i style="mso-bidi-font-style: normal;">chaise-longue</i> que
ella misma adquirió en una tienda de antigüedades. La enfermera la obliga a
echar una siesta y, al despertar, comienza la pesadilla: está encerrada en el
cuerpo de otra mujer de la época victoriana, Milly. La infantilización continúa
y se vuelve cada vez más oscura, más brutal. Melanie, en su nuevo entorno, se
convierte en una mujer que no sabe lo que quiere. Se siente tan indefensa y
culpable que llega a pensar que el placer sexual es diabólico, y su castigo por disfrutar de él se
ha consumado en forma de encierro en otro cuerpo, en una casa terrible de una
época ajena. En el cuerpo de otra mujer a la que, como ella, nadie deja
levantarse y todos piden que se calme. Pero aquí, en esta época victoriana, la
benevolencia pierde su lado amable, ya no hay sonrisas falsas sino desprecio,
acritud, odio. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Melanie y Milly se acaban
fundiendo en una misma víctima postrada y ninguneada: la loca de la casa.
Encontramos, pues, en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La chaise-longue
victoriana</i>, una nueva personificación de esta categoría en la caben,
asimismo, la Antoinette de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ancho mar de
los Sargazos</i>, de Jean Rhys, o la Berta Mason de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Jane Eyre</i>, de Charlotte Bronte. Es fácil imaginar su destino común:
ya se sabe que no hay piedad para la loca de la casa. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="EN-GB" style="mso-ansi-language: EN-GB;">The Victorian
Chaise-Longue, </span></i><span lang="EN-GB" style="mso-ansi-language: EN-GB;">Persephone
Books, 1999, 120 páginas.<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> <o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">La chaise-longue victoriana</i>, Automática editorial, 2012, 144
páginas. <o:p></o:p><br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjc9RkGdLSm58Bwyqi-JQ_A-wyZHaT2Lct1ebRQGx7ZIhffdozI1A-f85jjWyppxEXCaii2oYm26bOFIfURRY_TFaI40BD5GgsUvu3YFDhZtIwlDEiPZGQP-xY43y1_JLZ3rdvz/s1600/IMG_20190102_132122.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1200" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjc9RkGdLSm58Bwyqi-JQ_A-wyZHaT2Lct1ebRQGx7ZIhffdozI1A-f85jjWyppxEXCaii2oYm26bOFIfURRY_TFaI40BD5GgsUvu3YFDhZtIwlDEiPZGQP-xY43y1_JLZ3rdvz/s320/IMG_20190102_132122.jpg" width="240" /></a></div>
<br />
<br />
<br /></div>
<br />Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14685745.post-34653967232598235372019-02-14T09:52:00.002+01:002019-02-14T09:52:46.296+01:00Chilean Electric<div style="text-align: justify;">
En un ratito me he leído este <i>Chilean Electric </i>de Nona Fernández, publicado por Editorial Minúscula. Es un relato bien construido, conducido por la luz de su familia, su país, su adolescencia. La luz como hilo conductor, la luz que ilumina la escritura y despeja las sombras llenas de cadáveres, asesinatos, silencios en los que se hundieron las palabras. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Me gusta mucho cómo trenza Nona Fernández este relato tan corto como intenso. Nunca la había leído, pero sí que he conocido gente de su generación, que creció con los toques de queda, las desapariciones, el terror del régimen de Pinochet. <i>Chilean Electric</i> refleja muy bien el sentimiento de orfandad e impotencia que embarga a todos esos niños que crecieron en el Chile de los años ochenta sin comprender muy bien qué pasaba a su alrededor, por qué los adultos muchas veces no contestaban sus preguntas y no querían ni oír cómo ellos las formulaban. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Ahora, en estos momentos, me gustaría tener aquí, a mi lado, una luciérnaga que me iluminara un poco el camino. Yo sí que las veía de pequeña, en el pueblo de mi padre aún había, y por la noche, antes de acostarme, podía contemplarlas bajo el cielo estrellado. Era como velitas que arrojaban tenues destellos de emoción. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Chilean Electric</i>, Editorial Minúscula, 2018, 100 páginas. </div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgefI24xkhQhRXq_WU-tbXVYL1qYyDFORuO2D2Yoai5QgPEuvI8dx-R0qLbxDIIp-DyTp8zrQF1Yf7otdG7XEUWI0_jnZ0oimxG6UZ4qHleSh7YrTMpcXDSBjRu3CtvV1LsHxG5/s1600/IMG_20181226_144556.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1200" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgefI24xkhQhRXq_WU-tbXVYL1qYyDFORuO2D2Yoai5QgPEuvI8dx-R0qLbxDIIp-DyTp8zrQF1Yf7otdG7XEUWI0_jnZ0oimxG6UZ4qHleSh7YrTMpcXDSBjRu3CtvV1LsHxG5/s320/IMG_20181226_144556.jpg" width="240" /></a></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14685745.post-65658086045089808332019-02-12T10:00:00.000+01:002019-02-12T10:04:46.768+01:00Primera persona<br />
<div class="MsoNormal" style="tab-stops: 243.0pt; text-align: justify;">
<span lang="ES">Descubrí
a Margarita García Robayo hace poco, gracias a Editorial Tránsito. Me gustó
muchísimo su novela <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Lo que no aprendí</i>
y, cuando por fin se publicó<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> Primera
persona</i>, corrí a comprarlo a la librería porque tenía ganas de
reencontrarme con el ambiente caribeño, familiar, asfixiante, ambiguo y
traicionero que tan bien se refleja en la novela, y esa voz narrativa que se
alza en medio de todos esos sofocos de forma clara, segura, a veces rabiosa,
firme en todo caso. En <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Primera persona</i>
he encontrado esa voz multiplicada, como el ambiente, porque aquí
la autora ya no solo recurre al entorno en que creció, la ciudad colombiana de
Cartagena, sino también otras ciudades que visita, y especialmente la que
habita, Buenos Aires. Esta multiplicidad de ambientes descritos, la mayoría
latinoamericanos, aporta una riqueza sutil a los relatos que conforman este
libro. La voz también es múltiple porque da saltos temporales y nos lleva de la
infancia a la madurez, luego a la adolescencia, luego a la juventud. Se nos
acerca al oído y susurra, pregunta, a veces responde, otras veces renuncia a
las respuestas, pero nunca deja de indagar.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="tab-stops: 243.0pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="tab-stops: 243.0pt; text-align: justify;">
<span lang="ES">Me
han gustado especialmente dos relatos de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Primera
persona</i> por la profundidad de sus reflexiones, por todo lo que han evocado
en mí mientras los leía. La memoria aparece aquí como réplica, como hilo para
enhebrar la aguja del diálogo entre narrador y lector. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="tab-stops: 243.0pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="tab-stops: 243.0pt; text-align: justify;">
<span lang="ES">“Historia
general de tu vida” engarza recuerdos con impresiones fugaces, sensaciones como
destellos. Así, el enojo es “un cuerpo compacto que se ha instalado en la boca
de tu estómago y pide salir”. Pasan de largo maridos, hijos y suegras, espejos
y cacas de perro, el árbol de guayaba del que cae la narradora y la mamá
diciéndole que no era su hija, sino un tumor que finalmente había conseguido
expulsar. La narradora hila escenas vívidas, diálogos apenas esbozados, como en
una película muy rápida que ve pasar ante ella, la de su vida, y solo se
detiene en aquellos momentos que se aferran a su memoria, que por alguna razón
no quieren escapar tan rápido. La acompañamos en ese recorrido intenso, veloz,
para evocar con ella nuestros propios enojos, el miedo que sentimos aquel día
al salir de casa, la vez que nuestro hijo se quedó aterrado al ver al Hombre
Araña, o la constatación de que nuestra individualidad tan solo está hecha de
“pequeños secretos de uno mismo”. Nada más que eso. Y nada menos. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="tab-stops: 243.0pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="tab-stops: 243.0pt; text-align: justify;">
<span lang="ES">En
“Mi debilidad (apuntes desordenados sobre la condición femenina)”, Margarita
García Robayo escribe acerca de la conciencia de la vulnerabilidad que las
mujeres solemos adquirir a una temprana edad, cuando aún no podemos definirla
pero sí sentirla. Desde ese momento, esa conciencia actúa como una alarma que
nos persigue constantemente, y ante la cual podemos distraernos solo por un
tiempo, pero “siempre vuelve palpitante y dolorosa”. Esa conciencia nos
recuerda que ser mujer significa andar con cuidado, alerta, porque nunca se
sabe. Somos débiles y tenemos que cuidarnos de un peligro que acecha, que no se
nombra pero del que hay que aprender a huir. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="tab-stops: 243.0pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="tab-stops: 243.0pt; text-align: justify;">
<span lang="ES">Esa
debilidad de las mujeres, esa lacra impuesta desde la infancia, conlleva una
eterna e interna lucha llena de contradicciones al tratar de distinguir la
naturaleza de nuestro género de las imposiciones culturales. Intentar
reconciliar ambas partes para reconocernos es una tarea monumental, yo diría
que imposible. A medida que nos adentramos en la madurez, resulta más difícil
separar ambas cosas. Por ejemplo, cuando nos enfrentamos al llamado instinto
maternal. Al concebir la crianza de nuestros hijos ¿qué nos viene en el ADN y
qué es fruto de capas y capas de modelos maternales determinados por la historia
y la costumbre? ¿Y al decidir si queremos o no ser madres? Esta dicotomía es
algo que surge en mi vida cotidiana constantemente en forma de preguntas, de
dudas, de sentimientos encontrados, a la hora de relacionarme con mi familia,
con mis padres, con mi pareja, con mis hijos. “Déjate llevar por tu instinto”,
me decían las matronas cuando tuve a mi primera hija. Yo las miraba sin
atreverme a preguntar a qué se referían, dónde quedaba el instinto a estas
alturas de civilización. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="tab-stops: 243.0pt; text-align: justify;">
<span lang="ES">Y
es que, como muy bien apunta Margarita García Robayo, quien más, quien menos,
la mayoría de mujeres acabamos convirtiéndonos en algo parecido a lo que
nuestras familias esperaban de nosotras. La mayoría acabamos emparejadas, con
hijos, entregando mucho, quizá demasiado, en una vida convencional, por mucho
que esta palabra nos incomode porque nos recuerda lo que aborrecemos, lo que un
día negamos que reproduciríamos. Por ello, el día a día de muchas mujeres, y
con este la percepción de nuestra identidad, se construye a base de
contradicciones, a base de caminar por un sendero muy estrecho. Avanzamos entre
lo que deseamos ser y lo que acabamos siendo realmente, que a veces es solo lo
que nos dejan ser. Y ahí, cada quien se las compone como puede para que los
gritos de la conciencia no retumben demasiado y podamos dormir lo bastante
tranquilas sin oírlos, a modo de alarma, sonando a cada momento. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="tab-stops: 243.0pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="tab-stops: 69.75pt; text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES">Primera persona</span></i><span lang="ES">, Editorial Tránsito, 2019, 209 páginas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="tab-stops: 69.75pt 126.75pt; text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES">Lo que no aprendí,</span></i><span lang="ES"> Malpaso editorial, 2014, 182 páginas. <o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES"><br /></span>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhdtCTWbpWfyXTTq5GAKS-6hVO4NBVLHGjEmkWyzLXfxnTE7nmfS35arUaMq6xxd-MZ0BOEFf2C3pw4Qjn1Hj4MR_T3IDGlbSApFERLzzvglq63VYD_9oFbsOr1tS1OyTazCM7o/s1600/primera+persona.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1200" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhdtCTWbpWfyXTTq5GAKS-6hVO4NBVLHGjEmkWyzLXfxnTE7nmfS35arUaMq6xxd-MZ0BOEFf2C3pw4Qjn1Hj4MR_T3IDGlbSApFERLzzvglq63VYD_9oFbsOr1tS1OyTazCM7o/s320/primera+persona.jpg" width="240" /></a></div>
<span lang="ES"><br /></span></div>
<br />Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14685745.post-23468324437887707812019-02-08T09:50:00.000+01:002019-02-08T09:50:11.968+01:00Recobrar la voz<div style="text-align: justify;">
Quizá alguien se pregunte alguna vez (o yo misma, dentro de unos años, cuando mezcle etapas de mi vida y confunda intervalos de tiempo) qué ha pasado en estos casi siete años, por qué no he escrito nada y por qué he vuelto ahora. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La respuesta es que he tenido dos hijos, que ya tienen siete y seis. Eso hizo que perdiera mi voz narrativa y, hace un par de años, empecé a ejercitarla de nuevo, a modularla poco a poco, a ratos, paradójicamente a través de la poesía, que nunca había escrito hasta entonces. Comencé a escribir poemas una tarde de verano con los niños, para matar el tiempo y el calor, y de pronto sentí una enorme furia que ya no recordaba, unas ganas terribles de ponerme a escribir de nuevo, de emitir otra vez una voz literaria. Una voz nueva, porque yo ya era una persona distinta. En ese proceso de búsqueda me encuentro todavía. Creo que estos siete años de silencio me han dado soltura y experiencia. Antes escribía de forma más contenida, me imponía restricciones que ahora me parecen un tanto bobas. Ahora no me importa mostrar mi intimidad, de hecho,<i> busco</i> mi intimidad como parte fundamental de mi voz. Eso es algo que me ha costado entender y aceptar. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Antes creía que viajar, salir fuera, lejos, conocer lugares y gente nueva era la mejor manera de aprender. Ahora sé que también es posible hacerlo sin alir de casa, hurgando en lo propio, desmenuzando el ámbito doméstico. Es quizá también el modo de aprendizaje más duro, casi asfixiante por momentos. Pero ayuda a crecer. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Estoy contenta de haber vuelto. Quién mejor que yo misma para recibirme como me merezco y darme la bienvenida. Seguramente las reseñas, a partir de ahora, ya no serán lo que fueron. Serán otra cosa, estarán escritas desde otras perspectivas. Pero aquí sigo, encantada de explorar nuevos rincones literarios, cargada de energía para que mi voz recobrada se oiga, no importa dónde llegue. </div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14685745.post-470714864947925172019-02-07T13:04:00.002+01:002019-02-07T13:13:49.590+01:00La memoria del aire<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjKtolitjUlEClUy-GOnhCYfffE-MOJ1V1vY5wWAP2ICct7Q-GaUfC8jPuPx3kTdRM0PJE89gYL_ZbYt487AHhFUshbCvK3WG43WKu3n4B3RmstbouqZtSl9d1wHwNZ108XGysP/s1600/IMG_20190110_220825.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1200" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjKtolitjUlEClUy-GOnhCYfffE-MOJ1V1vY5wWAP2ICct7Q-GaUfC8jPuPx3kTdRM0PJE89gYL_ZbYt487AHhFUshbCvK3WG43WKu3n4B3RmstbouqZtSl9d1wHwNZ108XGysP/s320/IMG_20190110_220825.jpg" width="240" /></a></div>
<br />
<br />
Casi todas las mujeres hemos sufrido, en algún momento de nuestra vida, en alguna relación de pareja, algún tipo de violencia. Son muy pocas las que se libran. A la mayoría nos han dicho, de uno u otro modo, que la culpa de esa violencia ejercida sobre nosotras es nuestra.<br />
<br />
Muchas hemos fantaseado con salvar a algún hombre alguna vez. No conozco a ninguna que lo haya conseguido. Muchas hemos pensado: "Pobre". Muchas hemos perdonado cosas que no queremos contar, que desearíamos olvidar, enterrar para siempre, pero no podemos. Esos recuerdos están en la memoria del aire y vuelven de vez en cuando, o a menudo, para atormentarnos y avergonzarnos.<br />
<br />
Leer <i>La mémoire de l'air</i> de Éditions Gallimard <a href="http://www.gallimard.fr/">http://www.gallimard.fr/</a> , recientemente traducida y publicada en castellano por Tránsito Editorial <a href="http://www.editorialtransito.com/" target="_blank">http://www.editorialtransito.com/</a>como <i>La memoria del aire</i>, es una manera valiente de enfrentarse a esas sombras, a esa violencia que nunca olvidamos por mucho que nos esforcemos. Siempre quedan huellas presentes de uno u otro modo, silencios que se desvelan por sorpresa, miedos delatores, distancias terribles.<br />
<br />
Libros como este son necesarios y nos ofrecen una lectura personal, única, que debemos aprovechar. Me alegra mucho que Caroline Lamarche, cuyo <i>El día del perro</i> traduje hace tantos años, vuelva a publicarse en español. Me alegra que sea precisamente este libro. En él, Lamarche analiza con frialdad y acierto los sentimientos, las contradicciones que surgen ante la violencia, así como esa voluntad de agradar que las mujeres podemos llevar hasta límites aterradores.<br />
<br />
<i>La memoria del aire</i><br />
Editorial Tránsito, 2018, 108 páginas.Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14685745.post-62844734121915597442011-10-07T17:58:00.002+02:002011-10-07T18:17:53.859+02:00Un árbol crece en Brooklyn<div align="justify">Los días en que he estado leyendo esta novela han sido un poco raros. Me ha pasado algo que no me pasaba hace mucho tiempo: no podía quitarme la historia de la cabeza, y cuando no leía, pensaba en ella. <em>Un árbol crece en Brooklyn</em> tiene esa virtud maravillosa de atrapar al lector con fuerza a pesar de no exhibir una técnica narrativa muy buena ni un estilo especialmente destacable. Por eso fue un <em>best seller</em> en 1943, año en que se publicó por primera vez. La historia de la familia Nolan a través de los ojos de Francie, una niña que va creciendo a medida que avanza el relato, captura al lector desde el principio. Betty Smith, autora totalmente olvidada hoy en día, sabía lo que hacía. Para conmover al lector y ponerlo de su parte, apela a los sentimientos más básicos. A través de la empatía crea lazos que se sostienen con fuerza hasta el final, momento en que experimentamos esa sensación tan familiar de pena al acabar un libro que nos ha gustado. Da pena que Francie crezca y se haga mayor, que mire atrás y recuerde con una mezcla de nostalgia y alivio su infancia, y que al empezar su vida de adulta en la universidad pueda meter en una caja todas sus pertenencias. </div><br /><div align="justify"></div><br /><div align="justify">La novela de Smith no intenta disimular y pone todos los recursos claramente al servicio de la tesis principal de la novela: la educación es la herramienta más importante para defenderse en esta vida. Evidentemente, la familia Nolan es un ejemplo de ello: Francie y su hermano Neeley progresan gracias a la educación que su madre se empeña a toda costa en darles. Las privaciones, el hambre, el trabajo duro, la indefensión ante las injusticias o las diferencias sociales pueden superarse gracias a la educación. </div><br /><div align="justify"></div><br /><div align="justify">Además, la historia sirve a Smith para exaltar el valor de las mujeres o la importancia de la familia. Durante la novela se habla mucho de los sentimientos que dominan las relaciones entre los protagonistas, y ésa es el arma que atrapa al lector desde el primer momento y no lo suelta hasta el final. Sufrimos, reímos y nos emocionamos con los Nolan, e incluso pensamos en ellos cuando no estamos leyendo sus peripecias. Nos preguntamos si a Francie le irá bien en su nueva escuela o si Katie, su madre, podrá pagar el alquiler del próximo mes. No hay personajes que no resulten atractivos en algún sentido; la magnanimidad humana de Smith es, en este caso, admirable. Y a pesar de que, como ya he dicho, se le ven demasiado las intenciones y la falta de dominio de los recursos literarios, no puedo evitar alegrarme de haber leído esta novela. Quizá porque ahora mismo, en la era del postmodernismo, es difícil encontrar historias así, tan tiernas, tan cálidas, tan poco pretenciosas. </div><br />Betty Smith, <em>A tree grows in Brooklyn</em><br />Arrow Books, 2000, 483 páginas.Unknownnoreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-14685745.post-51192939025261850732011-09-24T09:19:00.002+02:002011-09-24T14:08:30.865+02:00El fondo del cielo<div align="justify">Al empezar esta novela decidí que era la última oportunidad que daba a Rodrigo Fresán. Recuerdo que <em>Jardines de Kengsinton</em> me dejó absolutamente impresionada, pero abandoné <em>Mantra </em>y <em>La velocidad de las cosas</em> por cansancio y aburrimiento. Pensé que nunca volvería a encontrar aquella fuerza que había en <em>Jardines</em>, que arrasaba con todo y te obligaba a tomar aliento entre párrafos. Bueno, pues no me he reencontrado con ese Fresán sino con otro, digamos más viejo y cascado, pero que conserva algo que recuerda el esplendor juvenil de antaño. Y eso que cuando descubrí en las primeras páginas de <em>El fondo del cielo</em> que la cosa iba de ciencia ficción, me entró una pereza inmensa y ciertos prejuicios provocados por mi desconocimiento del género. Pero como explica el mismo autor al final. ésta no es una novela de <em>ci-fi</em> sino con <em>ci-fi.</em> Es cierto y, aun así, siento que me he perdido referencias, alusiones y guiños que los iniciados disfrutarán seguro. Yo me he quedado con la historia y las nociones básicas que van más allá del género, como el rendido homenaje a <em>2001. Una odisea en el espacio</em> que aparece en las primeras páginas. </div><br /><div align="justify"></div><br /><div align="justify">Como decía, he recordado al mejor Fresán en esta novela, es cierto, pero ha sido un proceso lento y paulatino, a medida que avanzaba la historia. O quizá debería decir las historias, porque en <em>El fondo del cielo</em> hay tantas. En eso, el autor argentino no ha cambiado. Hay historias narradas, esbozadas, abortadas, cruzadas... algunas se hunden y otras pasan de puntillas, y todas ellas van conformando voces que llegan y se van. Se trata de una técnica arriesgada, porque al final puede quedar la impresión de que todo resulta demasiado efímero y superficial. Pero Fresán acaba volviendo al hilo principal en la mayoría de los momentos (no todos) en que el lector necesita retomar el argumento, asirse a lo conocido, reencontrarse con los personajes en algún momento de sus vidas y profundizar un poco más en ellos. Por eso la novela adquiere consistencia con dificultades sólo hacia el final, y uno respira cuando acaba la historia y piensa que más o menos ha logrado atar los cabos necesarios para construir algo que se parece a una historia de amor y ciencia ficción. Entonces, ¿merece la pena llegar hasta <em>El fondo del cielo</em>? Ya que no pude hacerlo con las dos novelas anteriores de Fresán, ésta vez me he sentido reconfortada, y he terminado con la sensación de que, mal que bien, ha valido la pena a pesar de algunos momentos difíciles. Momentos en que las imágenes de otros planetas, o de viajes espaciales por el universo han estado a punto de colapsar la historia. Momentos en que mi buena fe se ha tambaleado. A Fresán le gusta ponernos a prueba, y de vez en cuando nos bombardea sin piedad con fantasías alucinógenas narradas a mil por hora. Luego se calma y una vez pasada la tormenta se centra en lo esencial, que constituye el cuerpo argumental de la novela y no pertenece a la ciencia ficción sino a la literatura universal: la obsesión por el pasado, la soledad y el miedo a perder lo que tenemos, el olvido como fracaso...Y la impresión que todos tenemos de vez en cuando de estar viviendo una vida irreal en un mundo que se nos escapa y que alguien, arriba o donde sea, se ríe de nosotros, y nada tiene la importancia que pretendemos concederle. Todo eso está, de un modo u otro, en <em>El fondo del cielo</em>, siempre narrado demasiado deprisa, pero con la fuerza justa como para dar resuello al lector. Una pequeña certidumbre de que Fresán sigue ahí, y quizá alguna vez volverá a escribir como él sabe y dejarse de experimentos alucinógenos. </div><br /><div align="justify"></div><br /><div align="justify">Rodrigo Fresán, <em>El fondo del cielo</em></div><br /><div align="justify">Random House Mondadori, 2011. 272 páginas</div>Unknownnoreply@blogger.com0